viernes, 20 de mayo de 2011

Una Mala Vistita


Hace unos días que tuve una visita. No me gusta nada su presencia. Haber si se va pronto.

No es la primera vez que me visita la muy condenada. Hecho la vista atrás y recuerdo la primera vez que me vino a ver.

Era el año 2004 y llevaba días asomando su “careto”. Yo torpe de mi no le hice caso. Pero una tarde me entró de tal forma en casa que hizo que me metiese en cama.

Debido a su presencia no pude comer, ya que lo poco que comía lo vomitaba. Esa vista tiene un nombre y se llama VERTIGO.

No es el vértigo que se relaciona a las alturas. No este vértigo es este.

Los efectos que produjo en mi cuerpo fueron muy malos. Falta de apetito. Estar con la cabeza fija en un punto del techo, ya que de no hacerlo todo se mueve. Se mueve el techo y tienes la sensación de que todo se cae. Ver estrellas, si, puntos luminosos a los cuales mi medico me dijo que le llamaban “lluvia de estrellas”.

Apenas podía mantenerme en pie. Así pase días en cama, siendo visitado por mi medico.
Tardo tanto en irse de mi cuerpo, que yo estaba harto. Harto y defraudado, ya que el tiempo que llevaba con él era mucho. A todos les extrañaba ya que unos 15 días era la común para “deshacerse” de esta maldita enfermedad. Lo que sucedió es que sirvió de trampolín e hizo que recayese otra vez en depresión. Me sentía un inútil y gracias a no tener fuerzas en mi cuerpo, no pude tirarme por la ventana.

Cuando logré mantenerme en pie y me miré al espejo, vi lo que quedaba de mi. La barba me “comía” la cara. Mi rostro estaba muy demacrado. Mi cuerpo había perdido muchos quilos, se notaban los huesos de mi cuerpo. Pero poco a poco fui mejorando.

Pasado un tiempo yo seguía tomado medicación para el vértigo. Hasta que un día mi doctora me dijo que debía dejarlo. Yo le respondí que no podía ya que tenía MIEDO. Pero conseguí dejar la medicación.

Durante todo este proceso me hicieron muchas pruebas, ya que el vértigo puede venir con mucha frecuencia de los oídos. Pero a mi me dijeron que me venía de un problema de cervicales. Solución ir a la piscina y nadar relajado de espaldas y así transcurrieron los años.

Hace unos días estando trabajando en la plantación de kiwis, force el cuello y al día siguiente aparecieron los síntomas. Fue levantarme bien y al poco sentí unos pequeños mareos, acompañados de nauseas. Ah¡¡ maldito, me vuelves a visitar, me dije.

Me sirvió la mala experiencia pasada y lo primero que hice fue echar mano de las pastillas y pedir cita al medico. Esté me receto unas pastillas a mayores.

Los primeros días me vine “abajo”, nada extraño en mi, que suelo ver todo negro cuando me falla la salud. Bueno la verdad es que los antecedentes por los que había pasado no resultaban nada buenos.

Llevo unos días con él encima y compruebo que no vino con tanta virulencia como la primera vez. Puede ser por que lo cogí a tiempo.

Si hago trabajos forzando un poco el cuello, al rato me manda avisos en forma de mareos. No consigo ver bien la pantalla del ordenador. Me esta limitando la vida el muy hi.. de pu.. Yo deseo que se vaya y no vuelva nunca más, por que me esta dando MALA VIDA.

viernes, 6 de mayo de 2011

Se Fue


No es amigo, sino AMIGA. Lo pongo en mayúsculas por que es así, grande.

Nunca me gustaron las despedidas. Además de ella ya me había despedido, aunque no se fue cuando yo pensaba y nos volvimos a ver varías veces.

Fui con mi madre a su consulta. Nos atendió como siempre, muy bien. Cuando acabó la consulta con mi madre le empecé a hablar de mi. Ella cogió un papel y escribió en el. Yo pensaba que estaba con otro trabajo (ya que tenía la capacidad de hacerlo al mismo tiempo) y se lo hice saber. Pero no era así.

Me tendió su mano, la cual tenía un papel en el cual estaba escrito un numero de teléfono y me lo dio diciendo, “es el numero de mi móvil, no se lo des a nadie ya que solo se lo di a otra persona, te lo doy a ti por que siempre te considere mi amigo, llamame cuando lo necesites”. Esas palabras me llegaron muy adentro.

Debo decir que que ando últimamente muy sensible y con los sentimientos a flor de piel. Me cogió como suelo decir yo con “la guardia baja” y mi reacción no fue otra que echarme a llorar. Mientras lloraba miraba a ella y vi que esquivaba mi mirada. Miraba al ordenador. Creo que tampoco podía mirarme, ya que la primera vez en despedirnos fue ella la que se emociono.

Echo la vista atrás y recuerdo las primeras consultas. Ella no estaba contenta en estar aquí. Nunca lo estuvo. La verdad no me extraña nada con la “jauría humana” que tenía que atender. Estaba muy “quemada”. Digo esto por que los “borregos” de turno no hacían más que protestar. Protestar donde no debían. Es decir a ella, no a quien dicta que debe atender una persona cada 10 minutos. Ella que es una PROFESIONAL echaba con el paciente el tiempo que estimaba necesario. Pero muchas/os de estos espabilados no miraban el reloj cuando ellos estaban siendo consultados.

Los espabilados de turno quizás no sabía que esa doctora empezaba a consultar a las 8:30 de la mañana y salía muchas veces cuando llegaba el medico que empezaba el turno de tarde, a las 3. Y después, las consultas a los domicilios. Se puede decir, que no estaba “calentando” el sillón. No se como conseguía aguantar tanto, la verdad. Bueno si lo se, los ignoraba y pasaba de sus palabras necias. Muchas veces me tenía dicho a mi que no hiciese caso de esos comentarios.

Yo por aquellos tiempos me encontraba bien de salud y con ánimos, se los trasmitía a ella. Consiguiendo “arrancarle” alguna que otra sonrisa. Siempre que me decía que estaba harta de estar allí y que si encontrara algo en otro sitio se iría. Yo le decía que ni se le ocurriese marchar. Como iba a dejarme a mi solo, ella se reía.

Mi relación con ella siempre ha sido buena. Sabía de mis problemas y siempre me brindó su ayuda. Tanto a mi, como a mi madre. Cuantas llamadas le tengo realizadas, (que también eran consultas). Y ella diciéndome lo que debía hacer y prestándome su ayuda. Creo que sino fuese por ella no podía haber echo el curso que hice de 7 meses.

Uno puede ser muchas cosas, pero lo que si es seguro, es ser agradecido. Siempre le estaré agradecido por todo lo que me ayudó.

Hay personas que pasan por la vida de uno y dejan huella. Ella es una, me acordaré de su persona y la tendré siempre en un rincón de mi corazón.

Ahora, si que se va. Puede que nunca la vuelva a ver. Compartíamos una afición, el baloncesto. Cuando vaya a un partido y venga un equipo de donde ella vive, la buscaré con la mirada a ver si consigo verla. Me alegraría mucho volver a ver algún día, ojala¡¡. Ahora que va a disponer de más tiempo espero que lea mi humilde blog. Y sabiendo lo que sabe de mi, quizás pueda seguir sirviéndome de ayuda, con algún que otro comentario.

Las lagrimas asoman a mis ojos ya que debo despedirme, y lo haré deseándole mucha salud. Salud para ella y los suyos. Mucha suerte en su nuevo trabajo. Se que la tendrá, se lo merece.

Yo no solo pierdo una doctora de cabecera. También pierdo una psicóloga, además de una amiga. Es mucha pérdida para mi.

Si algún día viene por estas tierras, que sepa que siempre tendrá un lugar donde cobijarse. Mi humilde casa, en la cual tiene las puertas abiertas.

Hasta siempre, Doctora Prado. Se despide de usted el “hipocondríaco” Nes, bueno para usted siempre Andrés.

martes, 3 de mayo de 2011

Despierta


Una vez ya escribí sobre él y hoy lo vuelvo a hacer.

Hablo del pasado. Me costó mucho poder dejar cosas e instantes de mi pasado atrás.
Ahora pasado el tiempo veo que fue lo mejor que pude haber hecho. Dejar todo ese lastre atrás. Pero la verdad no me fue fácil, fue muy difícil y tuvo que pasar mucho tiempo.

Cuantas veces dándole vueltas a la noche en la que rompí la pierna y dejé parte de mi carne en aquel fatídico accidente. Cuantas limitaciones tuve y tengo que sufrir por eso. Con esfuerzo y pasados los años lo asumí y acepto el “rol” que me toca vivir.

¿Que, si no puedo correr?. Me costó tanto aceptarlo, muchas noches soñaba que estaba corriendo y al despertarme me daba con la cruda realidad. No¡¡, seguía sin poder correr. Pero si puedo andar, que después de tantos meses sin hacerlo ahora si lo valoro en su justa medida. Incluso bromeo con ello. Si voy paseando con alguien y vemos un perro digo “ eh¡¡ perro, vete a por él que a mi me tienes seguro”.

No fue solo este el gran problema que tuve en mi vida, ya que surgió otro, La Depresión. La maldigo una y mil veces. La maldigo por que la muy “perra” hizo que me cuestionase el placer de vivir. Menos mal que pasado el tiempo la superé y una vez hecho esto vi la vida más bella.

Recaídas hubo y seguro que por desgracia abrá más. No quiero ser pesimista, pero la vida no siempre es color de rosa. La vida, los años, me enseñaron que hay que estar preparados y afrontarla. Son momentos duros, difíciles en los cuales todo se ve negro. Pero con fuerza de voluntad se puede superar, más aún si hay alguien ahí para echarte un “cabo”. Cosa que no siempre sucede.

En los últimos tiempos no suelo mirar mi pasado. ¿Para que?, con ello lo único que hago es perderme el presente, que al fin y al cabo es lo que realmente importa.

No pienso que sería si todo lo que me sucedió hubiese sido de otra forma, ya que no puedo hacer nada por eso. Si por lo que tengo ahora. Eso si me importa. Al pasado agua.

Mentiría si digo que no miro el futuro. Si lo hago, pero solo con el rabillo del ojo y a no mucha distancia en el tiempo. El futuro, ese si me me causa recelo. Tengo que aprender a no pensar tanto en lo que pueda venir, ya que hay momentos que lo paso muy mal.

Por desgracia no todos ven así el tema del pasado y siguen “anclados”, “arrastrándolo” y no viendo la realidad. Ojalá sepan deshacerse de él.

Por que al fin y al cabo la vida es más breve de lo que pensamos y como canta Chambao “pasa que vuela”.