Sigo
aquí aunque no haya dado señales de vida.
No
tuve ganas de escribir ya que mi estado no ha sido precisamente
bueno.
Me
encontré solo en una isla de la cual empiezo a escapar.
Uno
puede estar rodeando de gente pero tener la sensación de que se
siente solo.
Esto
me ha sucedido a mi.
Encontrarse
solo no es nada bueno. No me hace sentir bien, todo lo contrario me
hace sentir eso, solo, y yo de siempre a la soledad le temo. Aunque
la verdad sea dicha tampoco he llegado nunca a estar solo. Puede
parecer una incongruencia pero es así. Me sentí solo y echando mi
memoria atrás veo que no tenía, ni debía estarlo, pero que le voy
hacer. Un día mi psicóloga me dijo que no puedo pretender que los
demás sean como yo. Pero uno tiene su corazoncito y espera ser
correspondido.
Ante
una enfermedad yo siempre estuve ahí. Interesándome por el estado
del enfermo, preocupándome y prestando mi ayuda. Ahora que yo lo he
necesitado nadie se interesó por mí (bueno nadie de esos a los que
yo presté mi atención) ya que mi querida hermana y sus hijos
siempre están ahí. Pero con el inconveniente que ell@s
están a muchos kilómetros, allá por Suiza.
Los
miedos acudieron a mi presencia. Los miedos, temores y malos
pensamientos.
Que
no haya escrito no significa que no haya leído. He leído, y
bastante, buscando información que pudiese ayudarme. Algo encontré,
ya que de un libro siempre hay algo útil, además me ayudó mi
psicóloga y estoy saliendo de la isla poco a poco, brazada a
brazada.
Al
principio de este problema mi reacción fue muy buena, además sin
tener que aumentar mi medicación, cosa que para mi ya era un logro
muy importante. Pero una vez pasado lo más “gordo” tuve que
ajustarla ya que la ansiedad se me hacía insoportable.
Me dijeron que eso que me pasa es
normal y tiene un nombre, estrés postraumático. Mi estado va
mejorando y el problema por el que todo esto sucedió también.
Un
caso parecido a este me ocurrió hace tiempo y también por aquel
entonces estuve solo. Eso me enfadó mucho y dije que yo debía de
reaccionar de la misma forma que lo hicieron conmigo. Cuando todo
volvió a la normalidad fui incapaz de cumplir lo que pensaba hacer y
seguí tendiendo mi mano.
Ahora
mismo vuelvo a estar muy “quemado” y defraudado por la mayoría
de la gente y espero y deseo que de está vez si pueda “pasar de
todo”. Aunque no me vaya a proponer eso como un objetivo. Pero si
cambiar mi proceder.
No
logro entender como alguien puede ignorar el estado de un familiar, o
vecino, quizás esas gentes no se dan cuenta que todos estamos para
lo mismo. La enfermedad no distingue edad, credo, ni religión.
De
cualquier problema se saca una conclusión y un aprendizaje. Está
situación me hace ver que estoy haciendo lo correcto, mi conciencia
está muy tranquila y eso a mi me llena mucho.
La
conciencia de los demás, la verdad, no me interesa lo más mínimo.
Siempre
que mis fuerzas y mi salud me respeten lucharé por lo mio.
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