domingo, 4 de julio de 2010

La Primera Impresión



Yo suelo quedarme con la primera impresión y esta a veces no es la correcta.


Cuando la vi por primera vez me pareció muy buena gente, pero a los pocos día me dijo una palabra que me dejó “descolocado”.


La palabra fue cobarde, yo en caliente no suelo reaccionar bien y fue cuando pasaron horas y estando reflexionando cuando me di cuenta de la palabra en si.


Por supuesto empecé a darle vueltas y a preguntarme ¿pero como se le ocurrió decirme eso? Me sentía defraudado ya que a mi me caía muy bien, ¿acaso me falló mi primera impresión?.


Mi malestar iba en aumento y a cada paso me hacía sentir más defraudado, así que me dije que tendría que hablar con ella cuanto antes mejor, tracé la estrategia a seguir e iba a ser hablando con ella a solas, no cometería el mismo error que ella, se lo diría con buenas palabras, pero tenía que decírselo, no podía permitirme seguir con ese malestar encima “corroyendome”.


A la mañana siguiente me sentía mal, como una colilla de un cigarrillo pisoteada por muchos pies.


A la tarde la gente se dio cuenta de mi estado que pasó de estar feliz y radiante a estar con la moral tocando el suelo, los intentos de reanimarme resultaron infructuosos, la bola que tenía encima de mi me lo impedía, tenía que soltarla pero pasó la tarde y no encontré el momento oportuno y así me vine para casa desanimado.


Al día siguiente me levanté con una tremenda fuerza en mi mismo, parecía que fuese Tarzan golpeándose el pecho o Rambo con el cuchillo entre los dientes y un pañuelo en la frente, estaba ansioso de arreglar ya este embrollo de una maldita vez y fue llegar, verla sola para decirme “ahora si”.


Le dije que la palabra que había usado conmigo no me gusto en absoluto y si tiene que dirigirse a mi lo haga con mejores palabras ya que uno es muy sensible y esas palabras le hacen mucho daño.


A ella según iba oyendo lo que yo le decía se le iba cambiando la cara y cuando “solté” todo lo que llevaba dentro comprobé que su cara estaba muy triste.


Ella pidió perdón varias veces y dijo que esa palabra era para motivarme, al final le asomaron lagrimas a los ojos y siguió pidiendo perdón.


Una vez “soltado” el lastre que llevaba dentro me sentí mucho mejor y mi primera impresión no resulto fallida ya que antes de despedirme de ella me dijo que le diese un abrazo y de haber otro problema ella sabrá de antemano con quien está hablando.

La conclusión que yo saqué del tema es que no se debe guardar las cosas ya que de hacerlo lo pasas mal y la bola crece,invadiéndote todo tipo de temores.


Se debe hablar y decir las cosas a la cara, solo así encontrarás paz.



2 comentarios:

  1. Nes,
    Concordo absolutamente contigo, considero que se algo existe que nos magoou, devemos falar cara a cara com a pessoa em questão e resolver a situação.
    Outro dia escreves-te-me um mail, sobre uma situação desagradável que aconteceu comigo, que referi no blogue, nada te disse, porque era difícil explicar, mas de certo modo foi algo similar.
    Desejo querido amigo que o teu curso esteja a correr bem.
    Beijinhos,
    Manuela

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  2. Ola Manuela.

    Xa somos dous que pensamos igual.

    Non así outros que andan gardando as cousas, pero ala eles.

    A miña esperiencía me insinou que os problemas se poden solucionar falando.

    Pobres daqueles que gardan os seus sentimentos por que o unico que consiguen e sufrir, é vivir enoxados.

    Certo que che escribin un mail, pero Manuela non teño tempo para seguir vendo os meus blogs que soio seguir, entre eles claro esta o teu, no cal o meñor escribiches algo sobre o tema.

    O curso vaime ben, estou intentando sacarlle o maior probeito que podo, de ahí o do tempo.

    UN biko.

    NES

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